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Roma no es una película “bonita”

Hace unos días leí que una muy querida amiga escribió "vean Roma , está muy bonita". Hoy, después de haber dedicado un momento específico y sin interrupciones al largometraje de Cuarón , puedo afirmar que no. No, Roma no es una película bonita. Es desgarradora, deshace el alma de quien puede ver más allá de la preciosa fotografía o excelente ambientación (y ni qué decir de la musicalización ). La actuación de Yalitzia Aparicio no vale un Oscar , vale una galaxia de aplausos, porque no muestra a una joven "sirvienta", muestra a una mujer joven que vive en medio de una ciudad monstruo. Cuarón explica magistralmente en imagenes cómo, desde las entrañas del Distrito Federal , somos quienes la hemos habitado el alimento de la misma. Somos a quienes esclaviza el poder para reproducir la hidra que sólo tiene cabida en este sistema. Roma es para mi, desde los primeros minutos, remontarme a mi infancia, con todo y que transcurrió a principios de los noventa. Es ver mat...

¿Cómo pasó todo esto?

No sé exactamente qué estaba haciendo hace 17 años. Tampoco sé muy bien cómo pasó todo ese primer año en que el mundo cambió tras el avionazo en las Torres Gemelas o cómo lo vivieron todas las personas que conozco.

Rebozo morado y ojos

¡Es ella! Se llama Juana.  Nunca pensé que esas palabras salieran de mi boca, pero no las pensé, no las deduje, simplemente son.

Salte ahorita a los columpios más cercanos que tengas...

Declaro inaugurada la técnica de meditación y terapia de trauma  "Escuchar Queen a todo volumen mientras te columpias lo mas fuerte que puedas" , descubierta y comprobada por Montserrat Soriano López.

No pasa nada...

Y si no lloro, no lloro, que tampoco pasa nada. Si no extraño mi vida pasada y hasta me da asco el cigarro: no pasa nada. Si no sé para dónde hacerme, ni tengo planes, ni ideas, ni lógicas, ni dinámicas, ni rutinas o ganas de tenerlas: no pasa nada. Si de pronto paso todo el 7 de noviembre lavando ropa y organizando libros: no pasa nada. Tengo tiempo, tengo espacio, tengo mi vida y privilegios de los cuáles hacerme cargo, así que no hay excusa. Si de pronto mi cuerpo se enferma y siento que sólo quiero dormir: no pasa nada. No pasa nada, por sí mismo. Soy yo quien hago que pase.

Con "d" de "debería"

Debería sentarme a leer. Debería lavar ropa, guardar ropa, bañarme y arreglar la casa. Debería comer algo y revisarme el dedo lastimado en el doctor. Debería hacer caso a mis tripas y salir a la calle sin miedo, debería dejar de escribir estas letras y empezar a radicalizar mi acción. Debería tener planes, buscar un trabajo, hacer la limpieza, terminar un protocolo de investigación que no logro ni empezar. Debería simplemente dejar de deber. Debería preguntarme "¿qué soy de grande?" en lugar de "¿qué quiero ser de grande?". Debería hacer caso a mis ganas de moverme y simplemente tomar la bicicleta y lanzarme a las calles a rodar, tomarlas por asalto y no parar. Debería cumplir mis 90 días de meditación, levantarme temprano, llorar. Debería dejar de exigirme deberes que finalmente no cumplo porque no puedo exigirme con coerción hacer cosas. Debería, debería, debería... Fin.