Tal vez son tiempos de despedidas. Las pastillas se balancearon en mi mano. 1, 2, 3, 15, 22, 25. En horas en las que mis coetáneos esperan la llegada del 27/06, como si el Armageddon fuera a ocurrir realmente, en mi mente los demonios cuentan como salidos de la boca de Emily Rose. “Ya solo tómalas”. 1, 2, 7, 13, 24 y 25. La revolución se agolpó en las horas vagas de mi mente. No supe cómo. Se acomodó entre la tristeza de extrañar a papá y las palabras que me hieren. “Ya no las cuentes. Ya no, son suficientes y, si no, están las demás”. “Una compañera”, “fueron días difíciles”. En otro espacio al mismo tiempo algunas se despidieron. Yo ya no. Perdí la hora del viaje. La pared se resquebraja. Dejo de contar. Ya se cuántas y cuáles son. Dos despedidas. No las conozco, pero me duelen mis hermanas. “No sé qué decir”. En verdad ya no sé. Hace como 11 días se me acabaron las palabras. Tal vez fueron más de 20 días...
Espacio autónomo de intervención personal. Básicamente un diario público