Odio la cuarentena, pero los atardecer son espléndidos. Odio el confinamiento, necesito que me abracen. Odio estar sola, nunca antes lo había estado tanto. Odio mentirle a mis recuerdos, ella siempre me perdona. Odio este dolor de estómago, de algún modo me está sanando. Odio atorarme en el llanto, pero si no sale ¿qué va a pasar con ellas? Odio el malestar en zonas pequeñas, el feo anular del pie izquierdo, el vientre, el pecho encogido. Odio no tener cerca a quien puedo confiarme, y que también ya se va a ir más lejos. Odio necesitar tanto, tal vez solo es pedirlo. Odio vivir, del modo anterior. Odio la nube gris que se come de a poco los pequeños tintes rojos de su hermana. En otro lugar el rojo se come al negro. Odio la araña que baja a mi mente, sin ella no habría contado. Odio la palabra, es lo que me queda. Odio sentirme más ligera, necesitaba soltar el equipaje. Odio que...