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De a poco, por favor, que me asusto

Si me dijeran "pide un deseo" preferiría  que no me dijeras lo mucho que me quieres y lo importante que soy en tu vida. Que te callaras tus verdades porque me avergüenzan. Este remedo de posesa no merece tus cuidados, atenciones ni tiempo.

Pajairito ¡que me dueles!

Mi pajairito con cuerpo de hombre. Tu recuerdo me lastima en lo más hondo. Te quise cuidar como la lucecita que fuiste para mi alma. Conocí tus escondites, los que me dejaste ver. Te enseñé mis recovecos, los de mi cuerpo y los de mi alma.

El arte, los monstruos, las ciudades

Vi la última de Allen. La verdad no sé qué siento aún por él, por su arte. No sé si algún día podamos resolver el dilema, que hasta me parece falso, sobre si es debido (o no) separar al artista de su arte. ¿Cuándo el producto de la creación humana deja de ser de la persona y se vuelve el objeto de observación, de culto y de admiración? ¿Pasa? ¿Eso pasa?

Con el perdón de las expertas: colores

¿Soy yo? ¿Sólo yo veo este color amarillo que inunda el comedor y que anuncia la llegada de un cielo gris. Gris como el color del pelaje de la rata que entró en la sala de mi casa el martes. Gris con fuertes estruendos que retiemblan en las ventanas. Ya viene la tormenta.

“¡Por todas...!”

La embestida llegó cuando aun no terminaba de levantarme de la anterior. Tus manitas: fuertes y con vida, junto con todo tu cuerpo, fueron encontradas en una bolsa naranja en un camino de terracería en medio de una de las ciudades más grandes del mundo.  A ti también te asesinaron Fátima, bebé, pequeña.  Mi nena te lloro y no te conozco. Te lloro y lloro a Ingrid, a Lesvy, a Marichuy, a Diana, a todas. Nos lloro.  Eras una bebé. Eras una artista o una bióloga que iba a curar el VIH. O ibas a tener niñas hermosas, como tú, que corrieran libres por las calles.  Entiendo tu miedo y tu dolor, tu desconcierto y calma cuando alguien desconocido te tomó a la puerta de la escuela. Tal vez ese día no te supiste las sumas y creíste que era tu culpa que tu mamá no fuera por ti. A mi también me pasó, sentí el desconcierto de la culpa y el dolor ya no se me quitó. Pero a ti, pequeña Fátima, ya no te dejaron vivir.   Un grupo de dolientes te arrebató de n...

La mariposa vive. Larga vida a la mariposa

Tenía como 12 años, era verano y estaba en mi recámara viendo la televisión. En un canal pasaron una película de mujeres. Me quedé a verla porque se veía "de época" y porque iba empezando.  Sin saber a qué me adentraba conocí la historia de las hermanas Mirabal, en ese filme que hizo Salma Hayek.  Me hice feminista y no sabía que mis alas, que ya habían sido lastimadas, empezaban a curarse.  Desde entonces la vi todas las veces que pude. Empece a darme cuenta que algo no me sentaba bien, que la violencia que ellas vivían yo también todavía la sentía.  Por ese entonces también empecé a recordar más frecuentemente las manos que, en la oscuridad de las escaleras, tocaban mis piernas de niña.  El legado de Minerva Mirabal fue un pilar tan estable que hasta me caractericé como ella en una clase de inglés en la prepa para contar quién había sido.  El 25N de 2019, el espíritu de la mariposa volvió revoloteando en medio de la colectiva que formamos...

Me cansé, me puse a hacer

Me cansé de la quejas sin propuestas. Me cansé de la falta de posibilidades. Me cansé se de la falta de empatía excusada en ejercicio de la libre expresión.  Me cansé de la exigencia de justicia afuera sin hacérmela primero a mi.  Me cansé de pedir lo que no me doy.  Me cansé de la empresa colectiva que busca que reproduzca en mi la violencia estructural.  Me cansé de no parar.  Me cansé de la falta de tiempo. Me cansé de la broma insensible “porque así somos LOS mexicanOs”. Me cansé de construir.  Me cansé de dejar de tejer.  Me cansé de bajar la mirada.  Me cansé de dejarte entrar. Me cansé de sentirte dentro porque hoy solo entras y vives si YO quiero que sea así.  Me cansé de ser tu víctima. Me cansé de reaccionar desde mi miedo a dejar entrar algo diferente por verte en todas la caras, muros y paisajes. Me apropié de mi tiempo, de mi mente, de mi cuerpa, de mi fuerza.  Me responsabilicé de mis viol...