22:05 Una llamada me alertó. Un perro había atacado a una amiga argentina que llevaba pocos días en México. Luces de policía. Algo malo ocurrió. Al llegar vi a algunas personas rodeándola, ella estaba bien, lastimada, pero bien. En shock no supe qué decir. Por primera vez en mi vida me pasmé ante una cotingencia. No dispuse mis manos, no supe cómo actuar. La ambulancia llegó. Miré cómo la llevaban al hospital y me dispuse a caminar al trabajo.
Aun sin entender lo que habíamos vivido llegué a la redacción para descubrir que aun traía la botella de alcohol y la bolsa de algodón en la bolsa de la chamarra.
Respiré.
Con un profundo susto me dispuse a laborar.
22:50 Escribía una nota de un enfrentamiento en Veracruz. Noche común, tres muertos. ¡Qué horror! La naturalización de la violencia.
Sistema de alerta
23:48 "Alerta sísmica" todo mi cuerpo se paralizó. Montse, 8 años, metro Normal. Personas caminan hacia las escaleras de emergencia siguiendo el protocolo de protección civil. Como si hubiera un manual comienzo a buscar el archivo que tiene una esqueleto de nota en caso de sismo, en tanto, reviso al mismo tiempo en Twitter alertas del Sismológico Nacional.
Sudor frío. Miedo. Me paralizo. "No, mejor tu arma la nota, yo mando la alerta".
23:49 Comienza el movimiento. "La hora maldita" no se guarda la nota. Veo a una mujer caminando sobre el pasillo, desorientada, con miedo. Me levanto a calmarla. Mis dos compañeras inmóviles en sus escritorios haciendo su trabajo, mi editor a lo propio. Cuento, somos 12. Nos quedamos en la redacción a trabajar.
Yo traía alcohol ¡claro! "Luisa, me pasas la botella de alcohol por fa". Está en el escritorio". Se lo doy a oler a la mujer a quien intenté tranquilizar.
Vuelvo a mi escritorio. Vuelvo a escribir y las palabras resultan incoherentes. Calma. Manos temblorosas. No para, ya lleva mucho rato. Está muy fuerte. Es muy fuerte, tengo miedo. Un flashazo. No se fue la luz. No para, tal vez es hasta aquí. Meses pensándolo y llegará en el momento que menos lo esperaba. ¡Carajo, no para!
No es cierto que ves tu vida, no es cierto que recuerdas gente, sólo ves una luz blanca. Todo brilla, reacciones químicas supongo. Tengo miedo, no se acaba. Tiemblo más.
23:53 ¿Qué tenemos? ¿Sismológico? No hay nada aun. Se sigue moviendo es más leve. No se escucha ruido.
¿De cuánto fue? No lo sé... 8.1, como en el 85... ¿Y la ciudad? No reportan daños. Sonido de helicópteros.
No atino a escribir bien las notas. Calma. Una nota a la vez.
Poco a poco la gente comenzó a regresar. En un breaking normalmente se pierde la dimensión del tiempo.
Mensajes, muchísimos. De familia. Primos mayores, estoy bien ¿ustedes? Avísen por favor. Mamá, estoy bien. Papá, tranquilo, todo bien. Hermano, te quiero. Lista de difusión a contactos.
Resulta imposible reproducir cada minuto de lo ocurrido. Resulta imposible explicar el desconcierto. Fue necesario quedarme, igual no pude hacer más, el cuerpo no me dio para huir. No soy de las que escapan, soy de las que enfrenta, con miedo, muchísimo, pero me quedo en el frente.
2:00 No sé cuánto he escrito. Una nota a la vez. Calma. Hasta ahora cinco muertos, alerta de tsunami. Entre mensajes a familia y amigxs, párrafos de nota, avisos, fotos, videos. Es mucho trabajo. Tu puedes. ¿Todos ya hablaron a casa? Bien.
Las ideas se mezclaron, es mi trabajo escribir lo que pasa, decir lo que pasa.
Comienzan las bromas, poco a poco soltamos un poco de carga. Aun queda mucho por avanzar, aun falta mucho por entender.
En medio de la tribulación agradecí que la ciudad se hubiese mantenido en pie. Aun no vislumbraba el daño en los estados del sur.
3:30 Voy por café. "Me das cuatro y cuatro panes por fa" "¿Sintió el temblor?" "Estuvo muy fuerte ¿verdad?". Noche fría.
5:00 Casi todo en calma. "La noche quedó atrás". Más bromas se entretejen con las pilas de trabajo que aun nos queda por delante. Lo logramos.
9:00 Por fin logré terminar, quise apoyar al equipo pero algo me dijo que ya no podía. Mi cuerpo ya estaba cansado. Al salir a la ciudad al fin dimensioné. Las caras de la gente con sueño porque la tierra les despertó. Niñxs en la calle. Escucho pláticas que refieren al terremoto de 1985. En el radio las estaciones hablan con geólogxs. ¡Rayos! Hoy entregan el paquete fiscal. El mundo sigue su curso. Juchitán está bajo escombros. Oaxaca está golpeada. Tengo que hacer algo. No me dan las manos, sigo asustada. Al llegar a casa quiero hablarlo y no me siento escuchada. Lo peor de tener una experiencia fuerte es no sentir que se tiene con quién hablar.
El llamado de una amiga me reconecta. "Hay que abrir un centro de acopio en nuestra casa". Claro que sí, la universidad debe apoyar y más en estos momentos.
Reflexiono sobre lo frágil de la vida. Realmente creí que moriría, aunque muchxs dicen no haberlo percibido. Me doy cuenta que el susto no pasa y casi toca la ansiedad.
13:00 Por fin llega Morfeo. Mis últimos pensamientos giran en torno a mis compañeras y compañeros ¡qué valientes carajo! Y sin embargo, se mueve.


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