Estoy triste. Muy triste.
Decido poner el documental de Chavela Vargas y tomar mi mezcal con ella.
Todo va bien. Estoy triste, pero cantando y aprendiendo.
Llega mi mamá a casa.e saluda y le contesto. Me ve con mezcal en mano. Hace una mueca de desagrado al verme. Pienso que es por el mezcal, pero trato de actuar como que no me doy cuenta.
Sigo con la película. No digo nada. Siento y veo el disgusto que tiene al verme tomar. Pero ya no me da pena. Acababa yo de tener un ataque de pánico y no me cuide y me puse a tomar, pero si le cuento... tengo miedo que no me contenga. No suele hacerlo y yo no sé pedirlo.
Sigue todo en tensa calma, pero yo me limito. Yo veo la película. Mamá baja las escaleras, notó su molestia, pero espero que no haya más problema.
Mientras ella cocina canta las canciones de la película. Me decido a decir algo para comunicarme con ella, el pretexto, un hato maúlla cerca de la casa.
Después comento que, por el tamaño de las manos de Chavela y su forma de ser (niña/niño) que dicen en la película, pienso qué tal vez era una persona intersexual.
“¿Por qué todo tienes que sacar ese tema?” Empezamos a discutir sobre la importancia de hablar de la identidad sexual y de género. Ella me dice sarcásticamente que yo lo sé todo.
Lo dejo pasar... 10 segundos salgo de casa al jardín. Ahí me recuesto a terminar de ver la película, fumar, tomar y cantar.
Entro a casa por la botella. La verdad quisiera morirme en ese momento. Pero no va a pasar. Me termino la botella.
Entro a casa y veo trastes con comida. Hay pambazos. Quiero uno. Pienso en la posibilidad de que no me compartan... pero los hizo mi mamá, a lo mejor si. Como. Termino y me preparo para dormir.
Estoy en cama. Viendo un documental de Ana Frank me gana el sueño. Escucho a lo lejos a mi hermano y mi mamá discutir enojados. Pero me duermo.
Mamá llega a mi recámara. Me despierta intempestivamente. “¿Te comiste la comida que había en la mesa?” Con sueño alcanzó a decirle que sí.
Aquí viene el primer torbellino.
En segundos mi hermano detrás de mi mamá me reclaman que me comí lo que había (un pambazo y aún quedaba uno). “Tu si tienes dinero para pagarte tu comida”, “¿qué necesitan?” “Tu eres una egoísta con tus cosas”, “necesito que no agarres lo que no es tuyo”, “es un pambazo, hay más comida” “¿quieren el pambazo? ¿Que hago?” “Si ándale tráemelo”.
Salgo de casa a preguntarle a mi tía si tiene un bolillo. Me dice que no. Sale mi otra tía. Me quiebro en llanto. Escucho a mi hermano decir que me hago mi drama. “¿A qué molestas a tu tía?”, dice mamá. Estoy tratando de solucionarlo. No entiendo el problema. ¿Un pambazo es el problema? No, es que agarre comida que no era mía.
Sigo sin entender cuándo y cómo es que dicen que no comparto de mis cosas, que me enojo. Pregunto momentos y solo me dicen que me hago tonta. Que yo si pido comida y no invito.
Cada vez que pido algo pregunto, ya el último tiempo no, porque siempre es que no. Que no quieren. Y normalmente estoy sola cuando pido ¿cómo saber que quieren algo cuando no están?
De hecho, que de plano no quieren usar nada que sea mío.
¿Será que actuó como una fiera entonces? ¿Será que no recuerdo que enloquezco y mamá y hermano así me ven? ¿Por qué no recuerdo haberlo hecho? ¿No me acuerdo o no pasa? Estoy desconfiando mucho de mi. De mi mente.
Tengo miedo de irme.
Segundo torbellino.
Ya no sé qué está pasando. Entro a casa. No se que hago. Me dicen algo más de la
Comida me discuto con mi mamá. Mis tías están en la puerta. No se porque nos estamos confrontando ni en qué momento termino frente a mamá de pie. Ella queriendo evadirme.
Le tomo la cara. Le pido que me explique y que entienda que la quiero, que no se de donde viene el reclamo. Como siempre me quita la vista. Siento que me rechaza. No es nuevo, pero siempre duele.
Me dice algo que me hiere, “ay por favor no te hagas, no eres así” me enciendo y la empujo. Quiero matarla a golpes. Me contengo.
Hermano ya se había salido de casa por segunda vez en menos de media hora.
En este torbellino no sé qué pasa.
Se me nubla la vista del llanto.
Tomo mis cosas. Me voy.
No me quiero ir. Quiero comer mi comida. Trabajar en mis cosas. No quiero irme a otro lado. No me siento segura. No tengo un lugar y no quiero ni puedo confiar en mi.
Tomo lo importante y algunas cosas de comida. No es justo, pienso. Un día cometí el estupido error de tomar algo que “no era mío”, la línea más delgada de las últimas fechas para mi. Y termine por mandar mi endeble estabilidad a la chingada.
No
Estoy respirando el tercer torbellino ya me levanto del piso. Ya no veo. Ya no puedo estar en paz.
No se que hacer ni dónde ir.
Recuerdo que al irme insulté y dije q cosas hirientes a mamá, que ella contesto todas con sarcasmos.
A 30 pasos de casa mi hermano sentado bajo un poste. Que injusto, siento.
Llego al parque, casi no tengo batería. Llamo a quienes se me ocurren. No se que hacer ni a donde ir. Tengo miedo.
Decido irme a la ciudad, mi tía llama: regresa, vuelve quédate acá. No quiero estar cerca y no quiero estar lejos de mi casa.
Estoy cerca de casa de otra tía. La primera me dice que me quedé ahí.
Llego. Una bolsa pesca y una mochila pesada. No se ni que traigo. No tengo ni ropa. Estoy tan pendeja.
Llego. Me cuidan me respetan. En equipo me abrazan. Caigo rendida.
El nuevo día es peor.
¿Que sigue?
Quiero volver a mi casa. Estar en mi cama. Eche a perder todo por no respetar lo que no era mío.
No quiero estar aquí con mis tíos. Quiero ir a mi cama.
Quiero solo estar recostada en mi cama y llorar.
Comentarios
Publicar un comentario